5/11/2010

CAÑETANO TURRON DE DOÑA PEPA LLEGA A BISKARRA ESPAÑA

Si peculiar es la historia del propio turrón de Doña Pepa, relacionada con curaciones milagrosas y concursos gastronómicos organizados por virreyes, no es menos curiosa la forma en la que este dulce ha llegado a las Pastelerías Bizkarra. Para que el proyecto haya podido prosperar se han tenido que unir el entusiasmo, la amplitud de miras y el buen hacer de dos personas: el joven peruano David Tello y Eduardo Bizkarra, gerente de las pastelerías del mismo nombre.

David comenzó a trabajar en el obrador y al acercarse la fecha de celebración del Cristo de Pachacamilla comentó la tradición de su país de elaborar el turrón de Doña Pepa.
La historia y el producto interesaron a Eduardo, por lo que entre los dos intentaron dar con la fórmula del dulce peruano. Se trata de un producto que resulta difícil de encontrar aquí y los ciudadanos del país andino que residen en Bizkaia tienen que conformarse con productos industriales de importación que no llegan a igualar el sabor y la textura “en fresco”. Según explica David Tello él no tiene constancia de otro lugar en España donde se elabore este dulce ya que asegura que incluso en la Federación de Asociaciones de Peruanos en España importan el producto.

Precisamente para testar el turrón de Doña Pepa “made in Bizkarra” se ha contado con la colaboración de una de las asociaciones de peruanos de Bilbao que dieron sin dudar el aprobado “con nota” a la dulce creación. Ahora, a partir de finales de septiembre y durante todo el mes de octubre, el turrón de Doña Pepa estará disponible en todas las pastelerías Bizkarra para que peruanos y golosos en general puedan saborearlo y deleitarse con él. Se calcula que en España residen algo más de 123.000 peruanos, de los que alrededor de 2.000 se encuentran en el País Vasco.

Multicolor
A simple vista una de las cosas que más destacan de este postre es su llamativo colorido, decenas de bolitas de anís, higos confitados, grajeas y figuritas lo decoran.
Este manjar tiene como base una mezcla de harina, manteca, yemas de huevo y anís. Con esta masa, que se elabora muy suavemente, se da forma a unos bastoncillos alargados que se hornean. Además se prepara una pasta con miel con chancaca, clavos de olor, membrillo, piña y cáscara de naranja. Todo ello se lleva a hervor hasta que adquiera el punto de bola blanda.

Una vez terminados estos pasos previos se pasa al montaje intercalando intercalando bastones de masa y la crema a base de miel hasta que la última capa se cubre con golosinas para darle a un efecto multicolor.

Dos versiones sobre el origen
La primera historia cuenta que en el año 1.800 en el municipio de Cañete, Josefa Marmanillo comenzó a sufrir una parálisis en los brazos. En tales circunstancias escuchó rumores sobre los milagros que realizaba el Cristo de Pachacamilla en Lima. Viajó hasta allí y tanta fue su fe que se recuperó de su enfermedad. En agradecimiento creó el dulce dedicado al Cristo de Pachacamilla, actualmente llamado Señor de los Milagros. También existe la versión de que Josefa llevó el turrón a la procesión la primera vez y se lo ofreció al Cristo de Pachacamilla, curándose al retornar a Cañete.

En los años posteriores siempre regresó a Lima para ofrecer su turrón en las procesiones del Cristo, tradición que continuaron su hija, su nieta y las generaciones posteriores.
La segunda historia señala que un virrey organizó un concurso premiando a quien hiciera un alimento agradable, nutritivo y que se pudiera conservar por varios días: la ganadora no fue otra que Josefa Marmanillo, por lo que su apodo «Doña Pepa» quedó asociado al postre.

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