Mencionar a Demetrio O’Higgins, el tronco de los O’Higgins peruanos, nos lleva a tocar un tema preocupante. Sus restos, que reposan en el cementerio de Cañete, podrían terminar en alguna fosa común en dos meses. ¿La razón? El terremoto derrumbó el pabellón donde está su féretro, junto a otros de similar antigüedad (murió en 1868, a la edad de 50 años), y debe ser reconstruido.
La Beneficencia Pública ha informado a los descendientes que deben llevarlo a otro cementerio o comprar un nicho en el camposanto donde descansa. Pero esto tiene un costo que ningún O’Higgins puede sufragar. "Quisiéramos llevar sus restos a la hacienda, pero necesitamos recursos y permisos, señala Daysi, descendiente de quinta generación.
En esto la apoya el presidente de la Empresa Agraria Tercer Mundo, Moisés Cáceres, quien incluso desea que el busto de Bernardo O’Higgins, que adorna una plazuela en el centro de Cañete, sea colocado a la entrada de la hacienda. Los demás descendientes están de acuerdo.
Para terminar esta historia, una anécdota de Bernardo. "La vez que fui a Chile los carabineros me detuvieron. No creían que me llamara como el prócer y pensaron que era una burla. Luego me pidieron disculpas y abrieron todas las puertas".
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2 comentarios:
no hay duda q O’Higgins es el un simbolo de unidad y fraternidad entre peruanos y chilenos, aunque esta nunca existio ni existira
Psss.... con esa mentalidad, nunca la habrá.
Espero q la mayoría no piense como tú.
Cambia el switch....
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