Antes de que terminara el diálogo entre el Gobierno y los dirigentes que reclaman contra Conga en Cajamarca, la semana pasada, en Cañete, un grupo de pobladores paralizó la ciudad y detuvo el tránsito en la Panamericana Sur por cuatro días. Ellos pedían que no se ampliara la capacidad del penal La Cantera. Algo similar, y casi en paralelo, ocurrió en Tumbes, donde pescadores bloquearon el tránsito por la Panamericana Norte durante dos días: exigían que se publique una norma legal que organice la pesca artesanal en el mar norteño, a lo largo de cinco millas.
Sumando las pérdidas del sector turismo por estos desmanes y los que se dieron a raíz de Conga, la industria de los viajes dejó de percibir alrededor de US$25 millones, según informaron las cámaras de turismo de cada localidad.
Y si se calcula cuánto afectarán este tipo de paralizaciones al sector este año, la suma alcanza los US$150 millones, de acuerdo con la Cámara Nacional de Turismo (Canatur). “Solo en Puno, con 45 días sin ningún tipo de actividad turística, perdimos US$100 millones”, explica Carlos Canales, titular de Canatur. “Pero nuestra preocupación está ahora en Ica, Cusco, Arequipa y Puno [otra vez], donde se han anunciado paros para diciembre”, añade el representante gremial, que pide al Gobierno se reactive la Unidad de Prevención de Conflictos con urgencia.
Hay que aclarar que las pérdidas no incluyen la mala publicidad que ocasionan las huelgas, que a veces generan cancelaciones de reservas para el año siguiente al problema (2012). “En Ica, el hotel Las dunas perdió una convención de la petrolera Mobil International, que no creo que vuelva a venir”, apunta Fredy Gamarra, titular de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines (Ahora).
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