
“Pensé que se me había pinchado una llanta pero no sentí que el timón jalara a un lado”, recuerda.
A pesar del miedo que sintió en ese momento siguió avanzando. Sabía muy bien que no podía detenerse. Al llegar a la altura del puente vehicular San Andrés (km 75.5), alguien le lanzó una piedra que cayó entre el piloto y el copiloto.
Sin embargo, ella no frenó y manejó con luna delantera destrozada. En pleno desconcierto, una camioneta blanca la persiguió y le hacía luces para que se detuviera. La señora Gabriela imaginó lo peor, pero logró llegar a su casa, ubicada en el kilómetro 86. “Manejé varios kilómetros y no encontré a ninguna patrulla de carreteras. Yo venía con dos adolescentes y mi nieta de apenas 3 años”, afirma.
La señora Saettone recién pudo asentar la denuncia el 1º de febrero, en la comisaría de San Antonio.
“Estos asaltantes no respetan nada. Ni a mujeres. Atacan de día en los lugares donde no hay la presencia policial”, comenta.
TOMADO DE LA REPUBLICA
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