La fiesta de la Navidad en el interior del país se celebra con diferentes festividades y tradiciones. Una costumbre muy antigua es la presentación de los Hatajos de Negritos y la danza de Pallas en el sur de Lima.
El Hatajo de Negritos es una danza masculina de parejas interdependientes, en las que se aprecia una mixtura cultural, ya que se cantan melodías de pentatonía andina, con versos de villancicos españoles y se zapatea con rítmica de ascendencia africana; además el Hatajo es bailado por mestizos cholos, zambos, y no solamente por negros.
Esta danza se encuentra vigente en el departamento de Ica. Se conoce que el Hatajo se practicó en San Luis de Cañete hasta hace cinco décadas, aproximadamente; tiempos en los que "Rangel", un excelente zapateador, preparaba a los niños para las festividades. A continuación relatamos cómo se desarrollaba esta danza en San Luis, indicando las diferencias con el actual Hatajo bailado en Chincha.
Los preparativos para el Hatajo iniciaban los últimos días de noviembre. El "Caporal Primero" se encargaba de ensayar a su "cuadrilla", la misma que estaba conformada por 12 personas. Un caporal podía preparar hasta tres cuadrillas, pero asesorado de un "Caporal Segundo" y otro "Caporal Tercero".
La vestimenta de los Negritos de San Luis de Cañete consistía en zapatillas de soga, pantalones blancos, camisa floreada de mangas bombachas y cascabeles. La indumentaria de los Negritos de El Carmen y demás pueblos de Chincha en la actualidad es mucho más vistosa: siempre con pantalones blancos y camisa de colores, además de botines negros. Y como atuendo llevan una terciada sobre la camisa una banda, a la que van cosidos muchos soles de plata agujereados como espejos, lentejuelas y cascabeles. Se cubren la cabeza con una especie de gorro, que al igual que la banda, lleva monedas y espejuelos. Otras cuadrillas llevan, en lugar de gorro, un penacho de plumas coloreadas, teñidas de rojo, azul, verde y otros colores.
Pero también se practicaba la danza de Pallas, cuyo culto religioso en la costa peruana está dedicado especialmente a la Navidad. La danza de Pallas todavía es practicada en las provincias de Cañete y Chincha. En el distrito de El Carmen, las pallas acompañan al Hatajo de Negritos durante las celebraciones navideñas. En San Luis de Cañete (mas no en otros distritos de la provincia) la danza de Pallas igualmente dejó de ser practicada.
Cada cuadrilla de pallas estaba integrada por niñas en edad escolar. Según Nicomedes Santa Cruz, el atuendo de las pallas de San Luis de Cañete era similar al de Chincha, con falda recogida con guardillas de color y mantilla sobre la cabeza.
Con mucha anticipación a la Navidad, cada Negrito buscaba a su padrino, persona relativamente solvente, que se encargará de facilitar al "ahijado" el traje y accesorios que usaba. Los padrinos durante la fiesta, se limitaban a aplaudir a sus ahijados y obsequiar con monedas a las pallas.
Ya en las calles del pueblo, por proceder de diferentes barrios y haciendas, los Negritos de cada cuadrilla llevaban una banda del mismo color. Cada negrito llevaba una sonora campanita en cada mano, pero en la diestra llevaba además un chicote. El "caporal" no utilizaba campanitas sino un chicote más grande que los demás.
Las cuadrillas del Hatajo de Negritos, cantaban y bailaban acompañados por solo dos instrumentos: un violín, que por lo general toca el maestro músico del pueblo; y una armónica, que sopla virtuoso jovenzuelo. Actualmente, el hatajo en Chincha es acompañado por un violín; mientras que en Pisco, por una guitarra.
El ritmo lo marcaban los cascabeles, monedas y campanitas que portaban los danzarines, reforzados por las sonajas. En las cuadrillas de Chincha, el sonajero es el mismo bailarín humorístico que se disfraza de La Vieja y reparte pastas, chicha y refrescos entre los niños, a la vez que recolecta dinero de los espectadores donantes. En San Luis de Cañete, estas mismas funciones las desempeñaba el Borrachito, persona mal vestida y que cómicamente alejaba a los niños o personas que se acercaban mucho.
Durante ese desfile nocturno, los "caporales" conservaban el orden entre sus cuadrillas azotando reciamente a los "negritos" indisciplinados.
En el hogar que había nacimiento se daba "posada" a una cuadrilla y el "Borrachito", que era un consumado zapateador, brindaba sus mejores "pasadas" al Niño, al compás del violín.
Cercanas ya las doce de la noche del 24 de diciembre, Pallas y Negritos, se aproximan a la Iglesia del Pueblo por diferentes calles de la ciudad, entonando villancicos.
Villancicos recopilados por Caitro Soto en San Luis de Cañete:
Vamos pastores, vamos a ver
al Niño lindo que está en Belén
su madre en los brazos meciéndolo está
y que él ha de dormirse con dulce cantar
Vamos pastores, vamos a ver
al Niño lindo que está en Belén.
Un ángel responde al Niño con paz
gloria en las alturas y en la tierra paz.
Este precioso Niño yo me muero por él,
sus ojitos me encantan, su boquita también.
su madre lo acaricia, su padre mira en él
y ambos contemplan a tan divino ser (bis)
Sí, sí, vamos pastores, vamos a ver
vamos a ver a aquel Niño, la gloria de Belén.
Villancicos recopilados por Chalena Vásquez en El Carmen:
Marchemos pastores, vamos a Belén
que ha nacido el Niño para vuestro bien
Reyes y Pastores vienen a adorar
al rey de los cielo que ha nacido ya
Y los pajarillos que alegres están
que forman un coro, coro celestial
Gracias demos al cura, gracias al señor
al señor vicario que nos bautizó
Viva el señor cura, viva la matriz
y los habitantes que habitan aquí
A Belén llegamos con grande alegría
anunció una estrella, la virgen María
(Fuga de huayno por las pallas)
Luego de estos villancicos, se colocaban en ruedo y bailaban por parejas entre pallas y negritos. Al centro del ruedo se colocaban en equilibrio dos sonajas y quien las tumbaba al danzar era eliminado de la ronda.
En seguida, volvían los villancicos y tras ellos otra rueda de refrescos llamados "orines del Niño". Luego los negritos interpretaban "Torito Pinto":
Adiós Torito Pinto
hijo de la vaca mora,
ven pa sacarte una suerte
delante de tu señora.
Muchachito quítate de ahí
cuidado que el toro te va a matar
También son recordados los versos del panalivio, los mismos que son cantados hasta hoy en el departamento de Ica:
Señor caporal por Dios
achíquenos la tarea
si no la quiere achicar
ahí se queda, ahí se queda...
En el actual hatajo de Chincha, cada estrofa del villancico obliga a la cuadrilla de negritos a un cambio de coreografía, a cual mejor:
El paso del "gallinacito" es por parejas en cuclillas:
Un gallinacito volando pasó
en busca de su burrita y muerta la encontró
El de los "zancuditos" es rascándose las costillas:
Zancudito me picó, salamanqueja me mordió
Malhaya sea aquel zancudo, malhaya sea que me picó
Zancudito por aquí, salamanqueja por allá
Malhaya sea aquel zancudo, malhaya sea que me picó
Cerca de las doce en punto, cuando las campanas anunciaban el nacimiento de Jesucristo, se cantaba en el templo algunos versos que son interpretados actualmente en el hatajo de Chincha:
En nombre de Dios comienzo, es muy bueno comenzar
en el nombre de María, sin pecado original
En el distrito de El Carmen, también forman parte de la danza de Negritos las "Serranitas, con melodía andina. Algunos versos corresponden al cancionero popular español y se encuentran también en otros países latinoamericanos:
Con los albores de la madrugada, se retiraban las cuadrillas de hatajos y pallas.
Como hemos podido apreciar, el Hatajo de Negritos si bien es o era practicado en varios lugares, contaba con características similares entre cada pueblo. El siguiente video es un pequeño documental sobre el actual Hatajo de Negritos de El Carmen, realizado por el Centro Cultural San Daniel Comboni.
Tomado de Cañete Arte Negro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario