Por: Gabriela Machuca Castillo - El Comercio
Para el mundo, en el continente americano no existieron civilizaciones tan milenarias como Egipto y Mesopotamia. No hubo en esta parte del planeta, hace más de 5.000 años, un estado política, económica y socialmente consolidado. Tampoco se desarrolló, por estos lares, un concepto urbanístico impresionante en su grado de complejidad arquitectónica.
Eso, hasta ayer.
La ciudad sagrada de Caral, enclavada en el valle de Supe a 184 kilómetros al norte de Lima, fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad y con ello se oficializó algo que en la tierra de la bandera rojiblanca ya sabíamos, algo con lo que ya se nos hinchaba el pecho de orgullo: en el Perú se desarrolló brillantemente la civilización más antigua de América. Así, pues, lo ocurrido ayer en la sesión 33 del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, no solo ha oleado y sacramentado la premisa, sino que da luz verde para que la institución internacional ventile la buena nueva por todos los rincones del orbe.
Y por ello se siente más feliz Ruth Shady, jefa del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS) y cabeza de las investigaciones en el complejo desde hace 15 años.
“Caral se ha conservado por 5.000 años. Nuestro reto ahora es lograr que se preserve para beneficiar a las poblaciones del presente y del futuro”, cuenta Shady desde España a El Comercio, sin dejar de explicar que la integración de la ciudad sagrada en la lista de la Unesco implica otras ventajas, como el acceso a los fondos del Patrimonio Mundial, en caso de emergencia para prevenir o reparar los daños causados por posibles catástrofes; y que los sitios inscritos en la notable relación de monumentos tienen preferente atención de la cooperación internacional.
Cabe mencionar que la decisión del Comité de Patrimonio Mundial, compuesto por representantes de 21 países, se basó en el informe técnico del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). El PEACS inició las gestiones para la candidatura en el 2004, la misma que fue apoyada por el Instituto Nacional de Cultura (INC) y el Ministerio de Relaciones Exteriores.
RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
Pero antes de abrir las botellas de pisco para celebrar el reconocimiento, Shady hace hincapié en la imperiosa necesidad de que las autoridades locales y nacionales pongan un real interés en tomar decisiones y acciones en favor de la conservación y preservación de la herencia dejada por nuestros antepasados.
“Ojalá que ahora que hemos obtenido la declaración de patrimonio cultural de la humanidad, las autoridades les den más atención a los proyectos que hemos presentado de acuerdo con el plan maestro que fue aprobado por el Congreso de la República. Ello con el fin de que estos puedan ejecutarse de modo que Caral se convierta también en un eje cultural que fomente un desarrollo integral y sostenible para las poblaciones vecinas”, afirma.
Los trabajos en la ciudad sagrada y en los otros siete asentamientos principales de la civilización Caral en los que trabaja el PEACS continúan. Se trata, básicamente, de preservación de monumentos.
“Caral sorprende todos los días. Su antigüedad y autenticidad han sido reconocidos por la Unesco y eso es invaluable. De todo corazón yo quiero felicitar por este triunfo a todos los peruanos porque todos somos los herederos de esta tradición. Lo que se logra en estas nominaciones es el reconocimiento a nuestros antepasados. Es un elogio y una fiesta de peruanidad que todos debemos celebrar”, finaliza.
Perú ya contaba con otros diez sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO: seis culturales, dos naturales y dos mixtos (culturales y naturales).
Los primeros incluidos fueron la Ciudad del Cusco (en 1983), el Santuario histórico de Machu Picchu (1983), el Parque Nacional de Huascarán (1985), el Sitio arqueológico de Chavín (1985) y la Zona arqueológica de Chan Chan (1986) -que se mantiene en la Lista en Peligro y cuyo estado de conservación se ha evaluado en Sevilla-.
En este catálogo de la UNESCO también figuran el Parque Nacional de Manú (1987), el Centro histórico de Lima (1988 y ampliado en 1991), el Parque Nacional del Río Abiseo (1990 y ampliado en 1992), las Líneas y geoglifos de Nazca y Pampas de Jumana (1994), el Centro histórico de Arequipa (2000) y, desde hoy, también Caral-Supe. EFE
Asi es, debemos estar orgullosos de nuestro formidable pasado.
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